domingo, 10 de junio de 2007

La globalización y sus descontentos

Visto en Clarin.com


La Historia demuestra que los historiadores nunca entienden del todo, sostiene el autor. Sin pronosticos alarmistas, en pocas líneas recorre la historia económica para concluir que el ocaso de los Estados Unidos se inició con el ultraliberalismo, explica el surgimiento de China y la India como grandes potencias y por qué es necesario un Estado economicamente activo.






Paul A. Samuelson. PREMIO NOBEL DE ECONOMIA.
En el año 1000 a.c., Europa Occidental y China disfrutaban de casi el mismo estándar de vida. Sin embargo, nada permanece igual. Por razones que nunca sabremos, China se estancó de ahí en más. Fue la sociedad holandesa la que alcanzó el más alto PBI per capita en la era de expansión geográfica conocida como Era de la Exploración (Siglos XV¿XVII).


Luego, en el siglo XVII, Isaac Newton, apoyándose en los hallazgos de Copérnico, Kepler y Galileo, inició la actual época de progreso científico continuo. Durante dos siglos, hasta los últimos años del reinado de la Emperatriz Victoria, fue Gran Bretaña quien dominó.

Alrededor de 1900 Estados Unidos, con su abundancia de recursos tomó el liderazgo de la economía mundial. Sin embargo, dentro de 30 años, en el año 2037, estimarán que la declinación relativa de los Estados Unidos frente a los miles de millones de chinos se remonta a la época del presidente Bush hijo, del vice Dick Cheney y compañía.

La Historia demuestra que los historiadores nunca entienden del todo.

Aún si los votantes hubieran votado a los más perfectos "reyes filósofos" platónicos entre el 2000 y el 2008, para la mitad del siglo la población de la Cuenca del Pacífico, un tercio del total del planeta, habría superado a Estados Unidos y Europa en el total de la producción económica.

¿Cómo y por qué? Será en gran medida la misma historia del cómo y por qué los Estados Unidos pudieron aprender y utilizar la mejor tecnología de los alemanes, franceses y británicos. Librados del comunismo oscurantista de Mao, la China de los bajos salarios habrá podido, de modo semejante, copiar excepcionalmente la tecnología occidental.

Al mismo tiempo, mil millones trabajadores con instrucción y bajos salarios de la India, desligados del socialismo fabiano de Nehru, también habrán dejado atrás en forma creciente a los trabajadores norteamericanos y de Europa del Este, inicialmente mejor pagos.


Los lectores interpretarán mal mi texto si piensan que predice un panorama sombrío para las actuales regiones prósperas. La economía, a diferencia de la geopolítica, no es un juego de suma cero. Cuando la Alemania de Bismarck derrotó a Luis Napoleón de Francia en 1870, ese fue realmente un juego de poder político de suma cero en el cual un lado perdió lo que el otro ganó. Contrariamente, cuando Japón avanzó sobre Estados Unidos en ingreso real per capita entre 1950 y 1990, esto no implicó que cayera el ingreso real per capita de Norteamérica. De hecho, en Estados Unidos el producto bruto nacional per capita, en la era post Keynes, siguió aumentando.

Para recordar, siempre

Quiero agregar algo que debe estar en todo texto sobre "Globalización y sus descontentos".

Los mecanismos del mercado necesarios y suficientes para impulsar la productividad total, desgraciadamente, agravarán, al mismo tiempo las desigualdades entre ricos y pobres.

Digresión: Simon Kuznets, un gran historiador cuantitativo de la economía, se equivocaba acerca del futuro. Opinaba que el crecimiento inicial profundizaría la desigualdad en una primera instancia; pero que más tarde los mercados competitivos restablecerían una mayor igualdad. Los premios Nobel pueden, lamentablemente, equivocarse. ¡El capitalismo económico de libre mercado hasta ahora nunca disminuyó los índices de desigualdad entre los más ricos y las ahora desprotegidas clases medias!.

Los exuberantes frutos de la ciencia, que alargan las expectativas de vida y mejoran su calidad, también deterioran el ambiente y aumentan nuestra vulnerabilidad a los desastres de la guerra y los males del terrorismo.

Lo que puede hacer que la economía sea la Ciencia No Sombría son que las potencialidades de la ciencia misma pueden:


(a) permitirnos limitar la contaminación, y

(b) rectificar (algo) la acentuación de las desigualdades.

Nuestro sistema democrático ¿logrará estos modos de compensar los daños al ambiente y las penosas desigualdades de riqueza? No. Definitivamente no. Estos hechos admirables sólo suceden si la mayoría de los votantes, por impulsos altruistas, acuerdan que se grave parte de las ganancias de los ganadores y que se usen esos diezmos para reducir alguna de las pérdidas que el mercado les da a los perdedores.

Permítanme ahora ser realista. Durante la Gran Depresión, bajo el liderazgo del New Deal de Franklin Roosevelt, nosotros los votantes sí sentimos "Estamos todos juntos en riesgo. Si el destino lo quisiera, podría estar desempleado y sin techo". Por lo tanto, en una gran mayoría los votantes sí elegimos, desde 1932 hasta 1980, una sociedad mixta y no una civilización ultraliberal.

Esta es la razón por la cual los votantes todavía piensan en los lugares que han tenido éxito como Finlandia y Dinamarca. En esos países, economistas ultraliberales como Milton Friedman y Friedrich Hayek son poco mencionados. Sin embargo, cuando se realizan encuestas en todo el mundo acerca de la "felicidad", es de esos lugares, de economías mixtas, donde surge que la mayoría de la gente dice ser "menos desdichada" y "menos ansiosa".

Ningún gobierno democrático logrará, en ningún lugar, enmendar los mecanismos del mercado con programas extremos de transferencias de ricos a pobres esperando nivelar las diferencias de riqueza. En el mejor caso, la Divina Proporción de lo mejor posible deberá usar limitadas redistribuciones del ingreso implementadas por el Estado.

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