miércoles, 6 de junio de 2007

Historiador.net habla del valor de las redes sociales

Visto en Educ.ar

Por Carolina Gruffat


historiador.gifLa racionalidad colectiva o propia de ese sujeto llamado la “multitud” es inherente al desarrollo de los nuevos medios, sean estos blogs o lectores de feeds, que permiten configurarnos nuestro propio medio a medida; o aplicaciones para compartir favoritos como del.icio.us. A estos se agrega ahora Historiador.net, una aplicación que tiene el mismo modelo que meneame.net, basado en la edición y producción colaborativa de notas sobre arte, historia y arqueología.


Cuando encontrar información no es tan importante como decidir qué es lo que verdaderamente importa, las redes sociales desempeñan un rol fundamental. Ya sea una enciclopedia de los romanos sobre el arte de la guerra, el hallazgo de una proteína en un fósil de 68 millones de años, un sitio para aprender sobre cultura grecorromana jugando, o noticias de la ciudad que conquistó al mundo... las noticias más importantes son aquellas que las comunidades definen como tal. Estos sistemas de “etiquetado colaborativo” está asociados a un tipo de navegación facetada, donde se ofrece un universo de recursos que el usuario debe ir filtrando o acotando de acuerdo a sus intereses.

El valor de este tipo de herramientas radica en "la sabiduría colectiva de la audiencia masiva de internet para votar sobre cuál contenido ellos creen que otras persona deben ver", según afirmó el fundador de digg.com, Kevin Rose. "Noticias importantes son aquellas noticias relevantes a una comunidad específica. Más que tener que ver con decisiones editoriales hechas por un número limitado de gente, digg.com deja que la comunidad decida. Creemos en la sabiduría de la multitud. En ese sentido, digg ayuda a la gente a tamizar la 'sobrecarga de información' de la Web”.


El ejemplo de Historiador.net, en este sentido, no sólo constituye una fuente inagotable de recursos de interés educativo sino también un caso interesante para investigar esta nueva racionalidad, no menos espinosa que la racionalidad del sujeto cartesiano. En esta línea avanza la llamada Web 2.1, centrada en un sujeto colectivo –un nosotros, una “multitud”- y que propone hacer más distribuida la red.

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